viernes, 19 de octubre de 2012

De alimentos del alma... y recuerdos.


No es por recordar una mala etapa de vida, ni mucho menosrevivir algo que se tiene que superar; sin embargo, a veces al recordar esosmalos momentos, es cuando viene a nuestra mente esas pequeñas cosas que la dansentido a los caminos recorridos.

Recordamos los lugares que solíamos visitar, las personasque solían estar con nosotros en esos instantes, las calles que queríamos recorrer,el tiempo que deseábamos no acabara para poder hacer maravillas en 2 horas.

Hoy, que yo hago eso, recuerdo mi Coyoacán, un lugar dondebien que mal aprendí mucho de mi misma, cambié, me realimente y caí; melevanté tantas veces como pude, aunque quedarán cicatrices en todas partes.

Eso solía suceder.

Tal vez hoy diga que no olvidaré nunca los momentosagradables o los amigos que hacían de mi una persona más feliz, o cosas tan vanales que no piensas que te alimenten en alma, como salir a fumary platicar a la fuente de la calle de Londres y Avenida México, relajarate y comer unos tacos decanasta por la mañana, llevar comida a las ardillas de los Viveros, saludar al policía delIFAI, caminar por un helado de chicle de esos que tanto leshe hablado, visitar por el simple hecho de disfrutar la librería (aunque más de20 veces no compraba nada), disfrutar un chocolatito del Café el Jarocho a las8:30 de la mañana, esperar horas para disfrutar los chilaquiles queirónicamente vendían en un restaurante vegetariano, correr al centro a ver a mihermana si algo necesitaba, comprar mi flor todos los lunes afuera del metro,sentarme en la fuente y elegir personas al azar para sonreír y contar cuantasresponden tu sonrisa, mirar el cielo y coleccionar fotografías sin sentido, bailar en la calle y esperar que nadie te mire... 


¿Cuáles son los momentos que marcan una vida? A mis 23 años,he recolectado tantos, que no puedo cuantificarlos…

Deseo que sus vidas tengan tantos buenos momentos que al morir no puedan elegir entre tantos.

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